jueves, 19 de agosto de 2010

Diez Segundos

Diez segundos no es mucho tiempo. Lo reconozco, diez segundos no es nada. Bueno, diez segundos pueden servir para llenarte un vaso de agua. Para reconocer una canción. Para comenzar una conversación. Para enviar un mensaje. Con un móvil decente, desde luego, con el mío son necesarios cuarenta minutos además de varios reactores nucleares. A tí te han bastado diez segundos para detener el tiempo. 

Sí, lo se. Resulta bastante irónico, e incluso ridículo. Pero diez segundos después ya no habían más segundos. Los relojes han dejado de funcionar, las moscas han dejado de revolotear, los coches han frenado en seco y, al llegar al décimo segundo, todo ha seguido como si nada. De repente, todo ha dejado de ser lo que era para ser algo nuevo. Algo que ya conocía. O quizás no... Bueno, no estoy seguro, pero ha sido algo increíble, tendrías que haberlo visto. Desde fuera, me refiero. Todo seguía allí, exactamente igual. Pero completamente distinto. 

Diez segundos no es mucho tiempo, lo reconozco. Pero te han bastado para detener el tiempo. Para demostrarme que no he avanzado. Que cada paso que doy hacia adelante es para tropezarme. Maldita piedra. Que cuando te mire a los ojos seguiré perdiéndome. Te han bastado diez segundos para recordarme todo aquello que intento olvidar. 

En serio, ¿sólo diez segundos? No puedes ser tan buena. Debo estar haciendo algo mal. O quizás un golpe de suerte. Sí, eso es. Ha sido suerte. Espera, ¿entonces por qué no es la primera vez que pasa esto? Mierda, me duele la cabeza. ¿Por qué lo haces todo tan complicado? No, espera. Soy yo. Lo estoy complicando sin motivo, cuando la respuesta es muy simple... La navaja de Ockham, la respuesta más simple suele ser la correcta. Soy un tío práctico, así que tomaré la respuesta simple como la válida... Dios, ¿entonces por qué no me gusta nada esa respuesta? 

Entonces debe ser otra cosa. Debe haber otra explicación. No tiene ningun sentido ¿tan sólo diez segundos? No, para nada. Hay algo que no funciona. ¿Qué puede pasar por la cabeza de alguien en diez segundos que vuelva a desmontarlo todo? 

Tu sonrisa. 

Sí, desde luego Ockham te conoció...

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